La
importancia de las vidas….
Conozcamos
el método narrativo biográfico
El
método narrativo biográfico es un enfoque cualitativo de investigación que se
basa en indagar y comprender la vida de una persona por medio de el análisis de su historia de vida donde se
pretende identificar el significado que el sujeto de estudio le da a sus
experiencias y como se construye la identidad a través de sus historias, es un
proceso interpretativo es ”al mismo tiempo una descripción de acontecimientos
vividos y una “explicación” de la situación biográfica presente (asociada
fuertemente a la propia identidad).” Morales (2021, p.24)
Morales Escobar, I. D. R., & Taborda Caro, M. A. (2021). La investigación biográfico narrativa: significados y tendencias en la indagación de la identidad profesional docente. Folios, (53), 171-182.
¿Y cuál es su importancia?
Este método permite ahondar en la comprensión
de la experiencia del sujeto de estudio, generar conocimiento desde las
narrativas expuestas, generar empatía y comprensión y permitir una comprensión
mas profunda que otros métodos de enfoque cualitativo.
Videos de apoyo para comprender mejor la
narrativa – biográfica:
(Recuerda
el objetivo
no es solo describir los eventos de la vida de una persona, sino comprender el
significado que esa persona les da y cómo estos eventos han moldeado su
identidad y su experiencia del mundo.)
Ejemplo de una historia de vida:
Una
anécdota sobre un autógrafo del recordado actor Roger Moore.
El
periodista Marc Haynes (@marchaynes) la publicó en su Twitter y se volvió viral
en su versión original en inglés.
Aquí
la traducción al español:
"Cuando
tenía siete años de edad en 1983, en los días previos a las salas de Primera
Clase en los aeropuertos, yo estaba con mi abuelo en el aeropuerto de Niza y vi
a Roger Moore sentado en la puerta de despegue leyendo un papel. Le dije a mi
abuelo que había visto a James Bond y le pregunté si podíamos tener su
autógrafo.
Mi
abuelo no tenía idea quienes eran James Bond o Roger Moore, así que caminamos,
y cuando estuvimos frente a él, le dijo:
“Mi
nieto dice que usted es famoso ¿Puede firmar esto?"
Tan
encantador como podía esperarse, Roger preguntó mi nombre y escribió al
respaldo de mi tiquete de avión una nota llena de buenos deseos.
Yo
estaba extasiado, pero cuando regresamos a nuestros asientos, miré
detenidamente mi tesoro.
Y
aunque era difícil de descifrar, definitivamente no decía “James Bond”.
Mi
abuelo la miró y ayudándome en la lectura dijo: “Roger Moore”. Yo no tenía
absolutamente idea quien era y mi corazón se encogió.
Le
dije a mi abuelo que la firma estaba equivocada, que él había puesto otro
nombre, así que mi abuelo regresó donde Roger Moore, llevando el boleto que
había acabado de firmar.
Mi
abuelo le reclamó: “Él dice que usted firmó con el nombre equivocado. Él dice
que su nombre es James Bond”.
Roger
Moore arrugó el ceño y me hizo señas para que me acercara.
Cuando
estaba a la altura de su rodilla, se inclinó, miró para todos lados, elevó una
ceja y con voz suave me susurró: “Tengo que firmar mi nombre como Roger Moore
porque de otra forma…Blofeld (el gran enemigo de James Bond) podría encontrarme
aquí”.
Me
pidió que no le dijera a nadie que había visto a James Bond y me agradeció por
mantener su secreto.
Yo
regresé a nuestros asientos, absolutamente dichoso.
Mi
abuelo me preguntó si él había firmado James Bond. “No -le dije-, yo estaba
confundido. Ahora estoy trabajando con James Bond”.
Muchos,
muchos años después, yo estaba trabajando como guionista en una grabación que
involucra a UNICEF y Roger Moore, que estaba filmando en su rol de embajador.
Él
fue completamente amable y mientras el camarógrafo instalaba el equipo, le
conté la historia de cuando lo encontré en el Aeropuerto de Niza.
Él
estuvo feliz de escucharla y sonriendo me dijo: “Bueno, no lo recuerdo pero
estoy encantado que te hayas encontrado con James Bond”, fue muy amable.
Pero
luego él hizo algo brillante.
Después
de la filmación, él caminó delante de mí por el pasillo, mientras buscaba su
automóvil, hizo una pausa, se me acercó, miró a ambos lados, elevó una ceja y
en voz baja me dijo: “Claro que recuerdo nuestro encuentro en Niza. Pero no
dije nada allá, porque esos camarógrafos, cualquiera de ellos podría estar
trabajando para Blofeld”.
Estuve
tan maravillado a los treinta como estuve a los siete. Qué hombre... ¡Qué
tremendo hombre!".